Dormir al bebé… en vacaciones. (Algunos trucos de una mamá viajera)


Entramos en agosto, el ecuador de nuestras esperadísimas
vacaciones de verano. En estas fechas casi todas las familias de nuestro país ya han salido o saldrán unos días de merecido descanso.
Son muchos los destinos familiares que escogemos: playa,
montaña, ciudades europeas, visitas a amigos y familiares y los más osados hacen largos recorridos a paraísos caribeños o lugares exóticos.
Muchas familias viajamos con nuestros niños, y los viajes, con estos pequeños compañeros se vuelven algo más responsables y organizadas.
Necesitamos concretar hoteles, desplazamientos y comidas, y también el sueño, porque todos sabemos, si nuestros bebés están descansados, todo fluye mejor.
En este artículo intentaré recoger algunos consejos para viajar con niños pequeños, para identificar y aprovechar las ocasiones en que duermen y de esta manera también descansen en sus vacaciones mientras hacemos camino al andar.
¡Organizados! (pero flexibles)
Nada como llevar un pequeño guión con nuestro día a día fuera de casa (comidas, siestas, visitas a museos aprovechando las siestas…..) . Aunque no hay que ponernos nerviosos si “los planes no salen bien” , viajando lo más importante es la flexibilidad y no perder el buen humor. Cuando vamos con niños tenemos que tener claro que algunas veces nos va a tocar omitir alguna visita, o pasar al plan B. Hay que ser conscientes de ello y no dejar que un berrinche por cansancio nos enfade o incomode ni nos eche a perder el día.

Dormir en ruta

Es treméndamente práctico aprovechar las siestas que hacen los pequeños para adelantar camino en el coche, en el tren o avión. Para ello, hay que intentar en la medida de lo posible, que el viaje coincida con la hora a la que nuestro bebé duerme su siesta, o si va a ser un viaje largo, aprovechar la noche. (Respetando siempre el descanso del conductor).
Si las vacaciones son un “road tryp” (viaje de carretera, como, por ejemplo unas vacaciones en Escocia, recorriéndonos las isla y durmiendo cada noche en un Bed and Breakfast distinto) es ideal movernos de un punto a otro en las siestas de los pequeños. Después de comer… todo el mundo al coche y así nos aseguramos al menos una hora y media de conducción tranquila y nuestro pequeño, de sueñecito reparador del cual despertará feliz y con energía para visitar el nuevo destino.
Si vais a seguir este consejo hay que tener en cuenta que este es válido para bebés que están a gusto en el coche sin protestar al menos durante media hora. Y tenéis que ser bastante puntuales a la hora de la salida: Para que el bebé se duerma nada más arrancar el motor, tiene que estar comido, cambiado, cómodo y que la hora de salida sea la hora a la que habitualmente se duerme en casa.
Tened también en cuenta que la posición de la silla de seguridad es algo incómoda, si veis que se le tuerce la cabecita usad esas almohadillas que se ponen en las cervicales para proteger el cuello.
Entretenimiento a bordo
Hoy en día el uso del DVD portátil y las tablets facilita bastante los viajes. Con ellas podemos distraer durante un ratito a los niños con sus películas favoritas, pero cuando se trata de varios hermanos de diferentes edades puede suponer un problema si las pantallas distraen a los pequeños y les impide dormir. En estas situaciones puede ser muy útil el uso de auriculares para el “privilegiado” que no duerme siesta.
Otras ideas más desesperadas consisten en crear una especie de tabique entre la parte delantera del coche y la trasera o entre los hermanos con un pareo o similar sujeto al techo con cinta americana, o si sois manitas… con velcro.

Avión

En los desplazamientos en avión son útiles los mismos consejos para viajar en coche. Y también es interesante conocer que algunas compañías ofrecen cunitas en los vuelos, hay pocas unidades porque se colocan en una parte determinada del avión, pero es conveniente saberlo para poder pedirlas con antelación en caso de necesidad.
Si no disponemos de cuna, pediremos los tipo de asientos que
nos permita poder echar al bebé sobre nuestras piernas durante el vuelo,
hablaremos con la azafata en el momento del check in y le pediremos las plazas más amplias que nos pueda ofrecer en nuestra categoría.
Recordad que para embarcar las familias con niños pequeños
tienen preferencia y que generalmente puedes llevar tu cochecito hasta la entrada del avión, lugar donde se pliega y el personal de tierra lo guarda en la bodega del avión.
Hay que tener en cuenta que durante el despegue y el aterrizaje, el bebé irá sentado en nuestras rodillas y atado con el cinturón de seguridad. Muchas veces en estas maniobras a los bebés les duelen los oídos por los cambios de presión. Mamar, tomar el biberón o beber agua o zumo les aliviará (para niños mayores también va bien mascar chicle)

Jetlag

Es un trastorno que se da cuando cuando alteramos nuestro ritmo circadiano al viajar a un país con un horario diferente al nuestro. Nuestro organismo esta adaptado al ritmo de nuestro país y hasta que nos habituamos pasamos unos días descolocados.
Los bebés y los niños pequeños también sufren el jetlag, para ayudarles a superarlo os recojo algunos consejos:
-Cambiar la hora del reloj con el nuevo uso horario nada más subir al avión. De este modo, la merienda se convertirá en cena, intentaremos dormir un par de horas y la cena será el desayuno… y ¡Bienvenidos a Nueva York !
– Intentar que nuestro bebé descanse estirado (en la cuna si se tiene o sobre nuestras piernas).
– Ofrecedle mucha agua (o pecho), el avión deshidrata mucho
– Al llegar al destino comenzar con el viaje: Una ducha y a callejear sin excesos… pero lo mejor para combatir el jetlag y poner en hora nuestros biorritmos de nuevo es la luz solar.
– Para los bebés descansar es una necesidad vital, déjale dormir si lo necesita, pero despiértalo si la siesta se alarga o distráelo y mantenle despierto si faltan dos horas para ir a la cama. Obsérvalo, el te marcará el camino.

En el hotel

Durante la estancia puede facilitar mucho la vida disponer de un alojamiento céntrico. Eso permite escaparnos al hotel a echar al pequeño mientras el papá, la mamá o los acompañantes con los que viajemos se acaban el postre en alguna sobremesa que se esté alargando más de lo normal y no logramos dormirle in situ debido al ambiente extraño. A veces para garantizarnos una tarde relajada es necesario ponerle fácil la siesta a un pequeño que anda desubicado y cansado.
Muchas veces, (sobretodo en ciudades Europeas) nos encontramos con la desagradable sorpresa de que nuestro hotel no tiene algo tan práctico como las persianas. En algunos hoteles de países nórdicos no disponemos ni de las cortinas opacas que nos ayudan a frenar la luz de amanecer.
No falla…si dormimos en un hotel de estas características, y en casa dormimos sin luz, en cuanto asome el sol tendremos a nuestro bebé con los ojos como platos listo para empezar el día.
Si sois de los que les gusta aprovechar el día y bajar al buffet a las seis y media de la mañana… os encontrareis como en casa y le sacareis mucho partido a las vacaciones. Pero si sois de los que creéis que a partir de las 8 de la mañana es como está más bueno el café, os puede ayudar un truco que siempre llevo en la maleta:
Haceros con un rollo de papel de aluminio, o con unas cartulinas negras,  comprad también un
rollo de cinta americana. Cubrir la ventana pegando el aluminio o las cartulinas a los bordes. ¡Voilà ! Oscuridad en el bolsillo.

Siestas en la calle

Lo normal, cuando se viaja, especialmente si se visitan lugares nuevos es que deseemos ver todo lo que se pueda y generalmente nos pasamos el día fuera.
En estos casos está claro que nuestro bebé tendrá que dormir la siesta en la calle.
Si nos organizamos y disponemos con antelación de la información referente a la ciudad (horario de museos, puntos de interés, traslados…) nos puede servir para hacer esa pequeña agenda diaria, en la que planearemos, por ejemplo visitar el museo a la hora de la siesta y así podremos disfrutar del arte con el pequeño dormido en el cochecito o en un portabebés.
Algunos niños también duermen a gusto paseando por la calle, pero si hay muchos estímulos (cosa normal en una ciudad nueva) otro truco que se suele usar es cubrir la parte delantera del cochecito con un pareo ligero o una muselina.
Pronto nuestro bebé se aburrirá de ver los motivos estampados de la tela y si es su hora de la siesta, se dormirá con el run run del paseo. Este consejo es solo si no hace calor, cubrir el cochecito a más de 30 grados es peligroso.
Si vais a hacer un trekking o subir a lo alto de un mirador a pie, la mochila es la mejor opción y como nuestros pequeños conservan mucho de nuestros ancestros nómadas, con el vaivén de tus caderas también se abandonará al sueño.
En conclusión, cuando se viaja con niños hay que meter en la maleta una buena dosis de humor, mucha flexibilidad, sentido común y planificación. Si nos organizamos un poco disfrutaremos del viaje y nuestros pequeños también. No olvides meter en tu maleta… el pareo finito, la cartulina opaca para la ventana del hotel y la socorrida cinta americana. ¿Tienes algún truco mas? Lo compartes con nosotros?
¡Felices vacaciones!


 

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